En este nuevo programa de Opostal, José Joaquín Flechoso entrevista a Begoña Molina, funcionaria del Cuerpo Superior de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado. Con ella habla sobre la decisión de opositar tras haber cursado un año de Erasmus fuera de España. Entre otras cuestiones, Begoña explicará qué le llevó a tomar esta decisión, cómo le ha servido ese año en el extranjero para plantear su futuro profesional y cómo eso influyó en su trayectoria.

La invitada empieza hablando de sus orígenes malagueños, y asegura que siempre ha sido buena estudiante. Además, el deporte ha sido siempre otra de sus grandes pasiones, y practica baloncesto, tenis y pádel. Volviendo a su ámbito educativo, empezó haciendo Bachillerato tecnológico porque sentía que tenía más facilidades para las ciencias. Posteriormente, estudió un doble grado bilingüe de Economía y ADE (Administración y Dirección de Empresas).

Recordando el perfil de sus compañeros, Begoña admite que «la mayoría de gente venía del mundo de las matemáticas sociales, donde sí había Economía». Durante esta transición desde el aspecto más científico al económico, la invitada comenta que «al descartar matemática, pensé que lo más cercano era la economía. Además, era un tema de actualidad, y me parecía interesante aprender de algo con tanta utilidad diaria». Por ello, amplió su formación especializada en economía y microeconomía.

Después, llegó el momento de hacer el Erasmus a Groningen. «Gente cercana a mí me recomendó mucho hacer el Erasmus en esta ciudad», explica Begoña. Allí realizó un máster universitario especializado en neuroeconomía en la Universidad de Ámsterdam, al tiempo que comenzó a trabajar. «Elegí Países Bajos porque, durante el Erasmus, me gustó mucho la universidad, y vi que la de Ámsterdam era especialmente reconocida en Economía», relata. Mientras estudiaba, Begoña trabajó primero de camarera y, después, en una tienda como dependienta. «El máster lo hice por ampliar mis conocimientos, no tenía un objetivo concreto para hacerlo», expresa la invitada.

Del Erasmus a la oposición

Begoña terminó el máster con una calificación de cum laude, y esto fue clave para que le contratasen en la universidad. «Las condiciones eran muy buenas y el trabajo era muy flexible», reconoce la invitada. En ese momento, una amiga de su familia le habló sobre la posibilidad de opositar. «Esta persona me habló de las oposiciones al Cuerpo de Economistas del Estado y de las del Banco de España», comenta.

«Yo tenía una idea de las oposiciones que no era real del todo. Pensaba en un funcionario y pensaba en una persona que trabajaba en lo mismo toda la vida, lo asociaba con algo aburrido. Cuando empecé a ver el temario y llamé a varias personas que habían aprobado la oposición, me lo empecé a plantear. Además, empecé a descartar ofertas del sector privado», explica Begoña.

Otro de los aspectos que más llamó la atención a Begoña fue la red de comercio en el exterior, tal y como ella misma relata. «El cuerpo da mucha flexibilidad tanto si te quieres quedar en España como si quieres irte a cualquier país unos años», expresa. Por otro lado, la invitada comparte su reflexión sobre que, desde la administración, es más factible contribuir a las decisiones que se toman en España a nivel económico y social.

Tras suspender dos veces, Begoña aprobó la oposición, y actualmente está trabajando en la la Subdirección general de Políticas Sociales y Capital Humano, que pertenece a la Dirección General de Política Económica del Ministerio de Economía. Por último, aconseja a las personas que estén preparando una oposición: «Es duro, pero la felicidad diaria una vez que apruebas es increíble. Lo más importante es organizarse bien y tener descansos», comenta.