Si alguien pensaba opositar a la Escala Técnica de Gestión de Organismos Autónomos es una senda lineal y predecible, la trayectoria de M. Jesús Garrido, actualmente trabajando en la Subdirección General de Atención a Usuarios de las telecomunicaciones y Servicios Digitales, viene a demostrar en el último episodio de Empleo Público el gran ecosistema de oportunidades que ofrece la función pública. 

Trayectoria inesperada: Determinación y perseverancia

La vida profesional en la Administración Pública rara vez sigue un guion preestablecido, y la trayectoria de María Jesús Garrido es un claro ejemplo de ello. 

Desde la niñez, su curiosidad se inclinaba más hacia las ciencias —con una especial fascinación por los minerales y las lecturas sobre neurociencia y física cuántica— que por el ámbito jurídico al que finalmente se dedicó. «Me confundí, yo creo que me confundí” bromea sobre su elección de estudiar Derecho, una decisión que la orientadora de su colegio no previó, inclinándose más por «ciencias puras o bien económicas». Esta inclinación inicial hacia lo «invisible» y lo que va «más allá de lo que se ve físicamente» marcó una personalidad analítica y curiosa que, paradójicamente, encontraría su cauce en el derecho comunitario, motivada por su afición a viajar y el deseo de explorar organismos europeos.

Su entrada en la Administración Pública, fue casi fortuita, inspirada por un libro sobre salidas profesionales en Derecho.

El camino hacia la plaza de funcionaria fue una verdadera odisea, marcada por la «maldición del faraón» que la llevó a suspender tres veces en el último examen de oposiciones tan exigentes como las de Administradores Civiles del Estado. Sin embargo, su determinación le llevó a continuar. «Soy muy perseverante, es una de mis características de las que me puedo enorgullecer» afirma, destacando una cualidad esencial para cualquier opositor. 

Esta perseverancia, combinada con la experiencia adquirida como interina en la Comunidad de Madrid, fue la clave para alcanzar finalmente su objetivo, demostrando que en el camino hacia el servicio público, la persistencia es tan valiosa como la vocación inicial.

Movilidad y diversidad de puestos en la función pública

Uno de los aspectos más reveladores de la experiencia de María Jesús en la Función Pública es la sorprendente diversidad de roles y áreas en las que ha podido trabajar, desterrando la idea de un puesto rutinario. 

Sus inicios en la Dirección General de Suelo, trabajando en proyectos de urbanismo como Metro Sur, fueron un «crisol de aprendizaje» donde gestionó expropiaciones y colaboró estrechamente con ingenieros, viviendo de cerca el «trabajo invisible» detrás de grandes infraestructuras. Luego, la experiencia en la Secretaría General Técnica de la Consejería de Transportes con el proyecto del Parque Warner, la expuso a la complejidad de la colaboración público-privada y la gestión de terrenos con un gran impacto turístico y económico.

Posteriormente, su carrera dio un giro hacia el asesoramiento jurídico en materia de personal en ministerios como Cultura, Asuntos Exteriores e Industria. Este cambio, aunque inicialmente percibido como «más jurídico» y quizá «menos divertido» que los proyectos de urbanismo, le permitió conocer la riqueza del patrimonio nacional y, a la vez, enfrentar la alta exigencia política y las implicaciones personales de su labor, especialmente en el Ministerio de Industria.

Actualmente, en la Subdirección General de Atención a Usuarios de las Telecomunicaciones y Servicios Digitales del Ministerio de Transformación Digital y de la Función Pública, María Jesús se encuentra en la «administración más próxima al ciudadano». Aquí, en un entorno mayoritariamente técnico, coordina el área sancionadora, gestionando reclamaciones y denuncias que afectan directamente la vida de las personas, desde problemas de red hasta averías masivas. 

Este recorrido subraya la flexibilidad y el constante aprendizaje que ofrece la Función Pública, permitiendo a sus profesionales adaptarse y contribuir desde áreas muy diversas, demostrando que «para ganar siempre hay que perder» y que la perseverancia es uno de los «criterios más importantes» para una carrera que ofrece estabilidad y la oportunidad de viajar, pero, sobre todo, de servir.