Empleo Público: La experiencia personal al servicio de lo público Lorena Robredo, funcionaria del Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos
La función pública a menudo se percibe como sinónimo de estabilidad y seguridad, una vía para una carrera predecible. Sin embargo, la historia de Lorena Robredo, licenciada en Bellas Artes y funcionaria del Cuerpo Facultativo de Conservadores de Museos, invita a replantear esta idea.
Lorena ve en la oposición una oportunidad directa para dedicarse a la cultura, un interés que la persigue desde su infancia y que se consolida al restaurar una iglesia rural. Para ella, el reto no es solo conseguir una plaza, sino encontrar un lugar para ejercer su vocación en un ámbito que contribuye al bien común.
Esa convicción es tan profunda que incluso la ha llevado a escribir un libro para inspirar a otros a encontrar su propósito en el servicio público. “Tú vas a aprobar una oposición y yo te voy a explicar cómo”.
Su camino, desde la restauración de un patrimonio artístico en un pequeño pueblo de Burgos hasta su actual puesto de vanguardia en la promoción del cine, desmantela la idea de que los puestos de la Administración son monótonos. Por el contrario, la función pública ofrece una amplia y diversa gama de roles que son tan dinámicos y gratificantes como cualquier otra profesión.
La experiencia privada como activo en la Administración Pública
Como sabemos el camino hacia un puesto público está marcado por la disciplina y una tenaz resiliencia. La historia de Lorena es un poderoso recordatorio de este principio, ya que su determinación se pone a prueba al enfrentarse a un periodo de siete años sin convocatorias. Su decisión de seguir preparándose, combinada con su capacidad para reinventarse en el sector privado durante ese tiempo, demuestra la resiliencia que el servicio público exige y, a su vez, cultiva en sus miembros.
Este tipo de perseverancia no es solo una cualidad personal, sino un pilar fundamental para el funcionamiento de una Administración que necesita adaptarse a los desafíos, las crisis y los cambios de la sociedad.
La experiencia profesional previa de Lorena en el sector privado, especialmente en el ámbito del marketing y los eventos, es una de las lecciones más valiosas de su trayectoria. Esas habilidades, a menudo consideradas ajenas a la burocracia, le otorgan un valor añadido incalculable.
Su puesto actual en el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), donde su conocimiento del sector privado es fundamental, es un claro ejemplo de cómo la Administración Pública moderna se beneficia de la entrada de profesionales con bagajes diversos. Un sector público más ágil y eficiente requiere incorporar talento y perspectivas variadas para mejorar sus servicios y su comunicación con los ciudadanos, abriendo nuevas vías para la innovación y la eficacia en la gestión.
La Administración, patrimonio de todos
Lorena subraya que el mayor desafío para el patrimonio cultural de España no es la falta de fondos, sino la «falta de sentimiento de pertenencia» de los ciudadanos.
Esta reflexión es extensible a toda la Administración Pública. Nos invita a verla no como una entidad distante, sino como un pilar que nos pertenece a todos y del que somos corresponsables. El trabajo de cada funcionario, desde la conservación de piezas históricas hasta la gestión de subvenciones, la promoción de la cultura o la atención a los ciudadanos es una contribución directa al bien común que a menudo damos por sentado.
En última instancia, la historia de Lorena Robredo es una lección sobre el potencial de la función pública.
Así sumamos a la vocación, la disciplina y un bagaje profesional diverso como motores de una carrera de servicio público que es mucho más que una nómina fija.
Hoy hemos conocido como el éxito en la oposición no es el final del camino, sino el primer paso hacia una carrera profesional en la que se puede encontrar un propósito significativo.