La administración pública es una gran entidad en la que tiene cabida todo el mundo, incluyendo a las personas que sufren algún tipo de discapacidad. De hecho, las convocatorias que se van publicado cada año incluyen un número de plazas reservadas a personas con discapacidad cada vez mayor. Pero, ¿cómo es el acceso a la función pública en estos casos? Rut Martín Torres, Jefa de Servicio de Asuntos Generales del Instituto de la Juventud, cuenta su historia y explica todas las oportunidades de empleo público con una discapacidad auditiva.

Rut Martín pertenece al cuerpo de Gestión del Estado, y sufre una discapacidad auditiva. Con tan solo 3 años, empezó a bailar hasta los 15 años, algo que se convirtió en un hobby esencial para ella. Además, también le gustaba la biología. De hecho, fue su profesor quien primero se dio cuenta de que Rut podría sufrir algún tipo de problema físico. Finalmente, tras someterse a varias pruebas, el médico descubrió que tenía una discapacidad auditiva con 15 años.

«Siendo adolescente, no sabía lo que me iba a deparar el futuro con esa discapacidad, y era algo que me preocupaba», comenta Rut. «El proceso fue lento y duro al principio», reconoce la invitada. Sin embargo, Rut siguió estudiando y se encaminó hacia las ciencias políticas. «Sentía necesidad de aportar mi granito de arena a la sociedad», explica.

El proceso de estudiar con la discapacidad auditiva, según comenta Rut, «fue difícil porque es la primera vez que sales de tu entorno familiar, de tu zona de confort. Yo no tenía la discapacidad reconocida, pero si la carrera la acabé fue gracias al interés que mostraron mi compañeros».

Cómo preparar una oposición con una discapacidad auditiva

En ese momento, Rut se planteó opositar. «Lo que más me atraía era dedicarme a lo que yo había estudiado, y conseguir una estabilidad laboral«, recalca la invitada. «El implante coclear fue justo una semana antes del primer examen, porque ya había perdido toda la capacidad auditiva con mis audífonos», admite. Pese a ello, no se planteó dejar la oposición, sino que la encaró con más fuerza.

«Tuve muchos desafíos. Además, cuando estaba opositando, llegó el COVID-19 y, con él, las mascarillas, lo que me impedía leer los labios a los profesores», relata Rut. «Me vi a las puertas del tercer examen y llegó la pandemia, así que pedí a los profesores que utilizasen mucho soporte visual, que se enfocasen a la cara para poder leer los labios, utilicé un transcriptor, etc.», expresa.

En lo que respecta a las limitaciones que había con el tribunal y las soluciones planteadas, Rut explica que «cuando hice la solicitud de la oposición no especifiqué que necesitaba adaptación porque, antes de la pandemia, no pensaba que las mascarillas fuesen a ser un problema. Por eso, hablé con el tribunal y les pedí una solución. Pusieron la hora de inicio en la pizarra y me dieron las instrucciones por escrito. Se resolvió muy rápidamente, pero es algo que hay que tener en cuenta en los procesos selectivos. La discapacidad no es estática, sino que evoluciona».

Finalmente, Rut da un consejo a todas las personas con discapacidad que estén pensando en preparar una oposición. «Mi consejo es que no se rindan, que merece la pena, y que se centren en su salud. Si en algún sitio te van a valorar por tu capacidad profesional es en la administración», recuerda.