Empleo Público: Descubriendo el dinamismo en la Administración Civil del Estado Marta Gómez, funcionaria del Cuerpo Superior de Administración Civil del Estado
La historia de Marta Gómez Alonso, funcionaria del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado y que podría resumirse como «de cantante y escritora a experta en calidad normativa», desvela cómo las pasiones personales, incluso aquellas aparentemente alejadas de la Administración Civil del Estado, pueden confluir en una carrera de servicio público con un impacto significativo.
Su interés por la música y la escritura, inicialmente un «camuflaje» para sus aficiones artísticas, revela una faceta humana y creativa que desmonta el estereotipo de la Administración como un espacio monótono.
Esta perspectiva subraya que el empleado público no es una figura encasillada, sino un profesional con un bagaje personal que enriquece su desempeño.
Una vocación de servicio diversa y enriquecedora
Marta Gómez Alonso estudió Derecho, una decisión práctica que tomó sin una clara vocación jurídica inicial, especialmente hacia el Derecho Administrativo. De hecho, recuerda con humor una peculiar definición de la Administración Pública que le dio un profesor, demostrando lo etéreo que le parecía este campo en sus inicios.
Sin embargo, su encuentro con la realidad laboral post-universitaria, marcada por un elevado paro y ofertas de trabajo con sueldos precarios, la impulsó a reconsiderar sus opciones. Fue entonces cuando la oposición emergió como una vía de escape y una elección con sentido. Su visión de lo público, influenciada por la integridad de su padre, un funcionario de otro cuerpo, siempre fue positiva: «lo público a mí me parecía una excelente opción. No solo por los beneficios que todos sabemos que tienes, sino que tenía vocación de servicio público, eso siempre lo he tenido”.
Esta convicción, sumada a la atractiva descripción de las posibilidades de un Administrador Civil del Estado, que “toca todos los palos”, la convenció para abrazar un camino donde el Derecho Administrativo se convertiría en el eje central de su profesión.
Innovación en el aprendizaje y en la oposición
La preparación de una oposición exige una disciplina rigurosa. Marta Gómez Alonso relata cómo, al enfrentarse a la inmensidad del temario y a su inicial aversión al Derecho Administrativo, intentó métodos innovadores para memorizar, como grabarse cantando los temas o versionarlos musicalmente.
Aunque admite que estas estrategias no le funcionaron, su anécdota ilustra el ingenio y la perseverancia que muchos opositores desarrollan. Un consejo clave de su preparador, inspirado en la actitud estoica de las presentadoras de telediario, le ayudó a gestionar los nervios y a proyectar seguridad, una habilidad que ha sido invaluable tanto en su oposición como en su posterior vida profesional en la Administración. Este tipo de experiencias no solo forjan al opositor, sino que también equipan al futuro funcionario con habilidades transversales esenciales.
La calidad normativa, el culmen de su trayectoria
Su trayectoria en la Administración General del Estado (AGE) la llevó inicialmente a la Dirección General de Política Energética, para luego especializarse en la Administración Local, una faceta distinta y cercana al ciudadano. Su participación en la elaboración de leyes tan relevantes como la Ley de Bases del Régimen Local, la Ley de Grandes Ciudades, o las Leyes de Especiales de Madrid y Barcelona, evidencia su capacidad para influir en la configuración del marco jurídico que afecta directamente a la vida de las personas. Marta describe su participación en la Ley de Capitalidad de Madrid como «una de las etapas más bonitas de mi carrera«, destacando un ejemplo de colaboración inter-institucional que, en su opinión, debería servir de modelo.
Actualmente, como experta en calidad normativa en el Ayuntamiento de Madrid, su trabajo se centra en asegurar que las regulaciones sean justificadas y efectivas. Esta faceta es el culmen de una carrera donde la pasión por la escritura y el rigor jurídico se unen para dar forma a un marco normativo coherente y útil. Marta Gómez Alonso personifica así el perfil de un funcionario moderno: adaptable, creativo y profundamente comprometido con el servicio público.







