Empleo Público: la flexibilidad en la carrera profesional en la Función Pública Iria Piñole, Diplomada Comercial del Estado
La percepción de la Función Pública como un destino profesional caracterizado por la inmovilidad y la especialización rígida está siendo gradualmente desmentida por las nuevas generaciones de funcionarios.
Es el caso de Iria Piñole, Diplomada Comercial del Estado, sirve como un estudio ejemplar de esta realidad, cuya trayectoria ilustra cómo la cualificación y la tenacidad personal pueden ponerse al servicio del interés público en un entorno cada vez más dinámico.
Tal como señala la propia Piñole, la elección y vocación por el servicio público a menudo se arraiga en el compromiso por un «trabajo por el bien común», un valor que, en su caso, forma parte de su herencia familiar. Estas circunstancias han inspirado su trayectoria y su manera de entender el trabajo en el sector público como una oportunidad para generar un impacto positivo en la sociedad, combinando profesionalidad, ética y servicio.
Preparación y constancia como garantías para aprobar la oposición
El acceso a cuerpos como el de los Diplomados Comerciales del Estado exige una dedicación y una constancia inquebrantable, que funcionan como un filtro natural para garantizar la excelencia en el servicio público. Las propias características del proceso selectivo aseguran que solo los perfiles más perseverantes, disciplinados y metódicos ingresen a la Administración, cualidades esenciales para la gestión de los asuntos de Estado.
Iria Piñole destaca que el éxito en una oposición no depende únicamente del dominio técnico o académico, sino también de la disciplina, la resiliencia y la capacidad de superación personal. Esa rutina de estudio sostenido y compromiso diario moldea las competencias y el carácter de los futuros gestores públicos.
Esta base formativa, que en su caso incluye experiencia previa en el sector privado, en empresas como Renault y BBVA, permite que el funcionario aporte una visión dual y pragmática a las responsabilidades que asume. En este sentido, la combinación de ambas perspectivas propicia la decisión de priorizar la estabilidad y la capacidad de conciliación que ofrece la Administración, frente a las irregulares jornadas del sector privado, tratándose de un factor determinante para la retención de talento, especialmente femenino.
Así, la perseverancia se consolida como una credencial intrínseca al cargo, una garantía de que quienes acceden están preparados para asumir la alta presión, la precisión técnica y la responsabilidad que implican los puestos clave en la función pública.
Movilidad funcional y proyección internacional
El principal valor estratégico en gran parte de la Administración reside en la amplia experiencia transversal que ofrece a sus profesionales. La trayectoria de Iria Piñole es un ejemplo sobresaliente de esta movilidad: en apenas seis años, ha pasado por cuatro subdirecciones generales con funciones y objetivos completamente distintos dentro del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.
Su recorrido incluye responsabilidades tan variadas como el análisis de la Inversión Extranjera, la gestión de las relaciones con el FMI y el G20 —un ámbito donde la precisión del lenguaje diplomático resulta crucial—, o el análisis macroeconómico, que requiere una inmersión constante en coyunturas económicas globales, como la Guerra de Ucrania. Actualmente, desempeña su labor en el Gabinete Técnico de la Subsecretaría, donde continúa ampliando su visión global de la gestión pública.
Esta rotación constante desmiente el mito del estancamiento profesional en la Administración. Por el contrario, revela un entorno que fomenta la adaptabilidad, la versatilidad y la adquisición de competencias funcionales diversas, que van desde la redacción normativa y el análisis geopolítico hasta la previsión económica.
Además de la movilidad interna, la pertenencia a un cuerpo superior del Estado otorga una proyección internacional inmediata, con oportunidades para ocupar destinos en oficinas comerciales, embajadas y organismos multilaterales.
Este atractivo convierte al Cuerpo de Diplomados Comerciales del Estado en una vía de desarrollo profesional única, en la que cada funcionario puede diseñar su propia trayectoria a través de sus elecciones de destino. La perseverancia y el esfuerzo invertidos en el proceso de oposición se transforman en una recompensa tangible: una carrera dinámica y con impacto global.







