La Administración Pública ofrece múltiples posibilidades de crecimiento, desarrollo profesional y de carrera administrativa. Una vez dentro, los trabajadores del sector público no tienen que conformarse con el mismo puesto durante toda su vida, sino que pueden promocionar internamente e, incluso, cambiar de cuerpo. De hecho, para muchas personas, es una forma de seguir mejorando y aprendiendo haciendo cosas nuevas con la tranquilidad de no perder nunca tu puesto de trabajo.

Un ejemplo de ello es Ana Cañabate, funcionaria del cuerpo TIC, que comenzó su carrera en la administración desde el grupo D hasta ascender al grupo A1, el más alto. En este programa de Empleo Público, Ana relata a José Joaquín Flechoso cómo ha sido ese proceso para animar a otros opositores. «Empecé con 23 años abajo del todo, y he conseguido llegar mucho más lejos», explica. En este sentido, Ana Cañabate ha tenido a sus padres como referentes en el empleo público. «Cuando tuve que tomar una decisión, mi padre me asesoró para empezar en la administración pública», relata Ana.

A pesar de que siempre tuvo más apego por las ciencias, Ana se decantó por la rama de letras para estudiar, pero no le motivaba. Años después, gracias a un módulo, recondujo su trayectoria hacia el mundo científico. Obtuvo una plaza en el gobierno vasco como grabadora de datos y otra en el INEM, casi simultáneamente. Así, Ana aprobó el grupo D, la escala inferior en cuanto a requisitos, para acceder a la función pública. Comenzó a diseñar programas, pero se topó con una frase que le llevó a sentir una gran frustración: «No te pagamos para pensar».

Así empezó su carrera administrativa hacia grupos superiores

Esto le llevó a decidir cambiar de cuerpo y pasó a ocupar un puesto en la Comisaría General de Policía Judicial de Madrid. Poco a poco, decidió promocionar internamente para pasar del grupo D al C. «Tenía muy claro que quería estudiar Ingeniería de Software, y fueron unos años espectaculares. Todo lo que aprendía en la carrera lo podía aplicar al trabajo», relata. «Mientras iba al curso de preparación al parto repasaba el temario de las oposiciones del grupo C», cuenta como anécdota.

En materia de conciliación, Ana revela que «cuando yo comencé en el sector público no se conciliaba apenas. Afortunadamente, hoy en día no es así. Hoy hay mecanismos implementados para favorecer la conciliación, y es posible recuperar las horas sin problema». «Actualmente, tenemos en mi departamento tres futuras mamás que podrán estar con sus bebés y volver sin ningún problema», comenta.

Tiempo después, decidió seguir promocionando hacia el grupo A2, y ahí ya sintió ese reconocimiento que creía que merecía. «Estuvimos con un jefe que brillaba porque dejaba brillar a sus equipos. Montamos un equipo muy comprometido, salimos a producción en solo cuatro meses, y eso fue todo un éxito. A partir de ahí, pude desarrollar toda mi capacidad», relata la invitada.

Cuando Ana ya creía que había tocado techo, se encontró con una persona que le animó a seguir promocionando para llegar al A1. «Me matriculé para estudiar a distancia en la Universidad de León y empecé a preparar el A1», explica Cañabate. «Hasta que no llegó el COVID no pude tener el espacio de tiempo para volver a prepararme. Además, el apoyo de mi marido y de mi familia fue clave para impulsarme a seguir adelante», reconoce Ana.

Para terminar el programa, la invitada traslada su recomendación para todos aquellos que están opositando o van a empezar a ello. «Estamos en un gran momento para poder opositar, y siempre se puede conseguir. La clave es tener una rutina, ser constante, creer y querer conseguirlo. Como en el deporte, en la vida las limitaciones se las pone uno mismo», traslada Ana.