Repaso espaciado
Uno de los mayores miedos de cualquier opositor es sentir que, después de tantas horas de estudio, el temario se va olvidando con el paso del tiempo. Con todo, probablemente no se trate de la falta de capacidad ni de esfuerzo, sino de cómo se organiza y plantea el estudio. En este punto, el repaso espaciado se convierte en una de las herramientas más eficaces para preparar una oposición con garantías.
En este artículo te explicamos qué es el repaso espaciado, por qué funciona y cómo aplicarlo correctamente en la preparación de oposiciones.
¿Qué es el repaso espaciado?
El repaso espaciado es una técnica de estudio basada en revisar los contenidos en intervalos de tiempo progresivos, en lugar de hacerlo todo seguido o de forma puntual antes del examen. En este sentido, en lugar de estudiar un tema, dejarlo de lado y olvidarlo durante semanas, el repaso espaciado hace que vuelvas a él en distintos momentos: primero a corto plazo, luego a medio y finalmente a largo plazo. De esta manera, el cerebro consolida la información y la retiene durante más tiempo.
Por ello, se trata de una técnica se apoya en la curva del olvido, que evidencia que, si no se repasa la información, gran parte de lo aprendido se pierde en pocos días.
¿Por qué el repaso espaciado es tan importante en las oposiciones?
El estudio de una oposición no se basa en memorizar para un examen inmediato, sino en mantener el conocimiento durante meses o incluso años. Por eso, el repaso espaciado resulta especialmente eficaz para los opositores.
Esta técnica se caracteriza por:
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Evitar el olvido progresivo del temario.
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Reducir la sensación de “volver a empezar de cero” cada vez que se retoma un tema.
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Mejorar la comprensión y no solo la memorización.
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Aumentar la seguridad y la confianza de cara al examen.
A su vez, permite que el estudio sea más eficiente, ya que se optimiza el tiempo dedicado a repasar lo realmente importante.
Cómo aplicar el repaso espaciado en el estudio de una oposición
Para que el repaso espaciado sea realmente eficaz, es fundamental integrarlo en una planificación de estudio realista, constante y adaptada a las circunstancias de cada opositor. Por ello, desde Opostal queremos compartir algunas recomendaciones prácticas para aplicar esta técnica de forma correcta y empezar a ver resultados en la preparación.
1. Programar los repasos desde el principio
Uno de los errores más habituales es dejar los repasos para el final del proceso o para las semanas previas al examen. Y en este contexto, es cuando cobra relevancia el repaso espaciado, que debe ponerse en práctica desde el primer tema que se estudia.
Por ello, lo ideal es volver a revisar el contenido en unos días, a la semana, al mes y hasta en revisiones más amplias a largo plazo. De esta manera, el temario no se archiva en el fondo de la memoria, sino que se mantiene activo durante toda la preparación, evitando la sensación de tener que volver a empezar de cero en el futuro.
2. Priorizar el recuerdo activo
Repasar no significa releer apuntes de forma pasiva. Para que el repaso funcione, hay que forzar al cerebro a recuperar la información, ya que es lo que permite consolidar la memoria.
Algunas formas eficaces de aplicar el recuerdo activo son:
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Hacer esquemas o resúmenes sin mirar el material.
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Responder preguntas tipo test.
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Explicar el tema en voz alta como si se le contase a otra persona.
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Anotar qué partes se recuerdan bien y cuáles se necesitan reforzar.
Con este tipo de repaso se pueden detectar lagunas de conocimiento y centrar el esfuerzo en las partes que hace falta.
3. Ajustar los intervalos
No todos los temas ni todos los opositores necesitan los mismos intervalos de repaso. Es importante adaptar la frecuencia en función del dominio que tenga cada uno del contenido y del volumen del temario.
En efecto, cuando un tema es nuevo o más complejo, los repasos deben ser más próximos en el tiempo. A medida que se domina, los intervalos pueden espaciarse más. De esta manera, esta flexibilidad permite optimizar el tiempo de estudio y evitar repasos innecesarios de contenidos que ya están asentados.
4. Integrar el repaso en la rutina
El repaso espaciado no debe plantearse como una tarea adicional, sino como una parte esencial del estudio diario. Por esta razón, incluir pequeños bloques de repaso en la rutina, aunque sean de pocos minutos, marcará una gran diferencia a largo plazo aunque al principio no se detecte.
Dedicar cada día un espacio para revisar temas anteriores ayudará a mantener el temario vivo, reducirá la ansiedad y aportará una mayor sensación de control sobre la preparación. Con el tiempo, este hábito se traducirá en más seguridad y confianza de cara al día del examen.
Errores más comunes al repasar
Aunque el repaso espaciado es una técnica muy eficaz, en la preparación de una oposición es habitual aplicarla de forma incorrecta. Uno de los errores más comunes es repasar solo cuando “sobra tiempo”, cuando debería estar integrado en el estudio desde el principio ya que, de lo contrario, se convierte en algo irregular y pierde gran parte de su efectividad.
Así mismo, es frecuente confundir el repaso con la relectura de apuntes de manera pasiva. Esta técnica genera una falsa sensación de control, pero no garantiza que la información se recuerde el día del examen. De esta manera, para que el repaso espaciado funcione, hay que forzar el recuerdo activo y comprobar los contenidos que están consolidados y los que necesitan refuerzo.
Otro error habitual es dejar todos los repasos para las semanas previas al examen, lo que provoca saturación, estrés y sensación de no llegar a todo.
Así mismo, muchos opositores no ajustan los intervalos de repaso según su progreso, ya que lo hacen con la misma frecuencia cuando se tratan tanto de temas nuevos como de contenidos ya dominados. Esto supone una mala gestión del tiempo y un desgaste innecesario, a lo que se suma la tendencia a querer repasarlo todo de la misma forma, sin priorizar los temas más complejos o aquellos con mayor peso en el examen.
Por último, la falta de constancia es uno de los mayores obstáculos ya que el repaso espaciado no ofrece resultados inmediatos, sino que requiere regularidad y compromiso. Por ello, abandonar la planificación o saltarse repasos rompe el proceso de consolidación de la memoria y obliga a empezar de nuevo.
En una oposición, no consigue una plaza quien más horas estudia, sino quien mejor consolida el conocimiento. Al preparar una oposición, el repaso espaciado permite avanzar con más calma, reducir la ansiedad y llegar al examen con una base más sólida. Por ello, en Opostal integramos el repaso espaciado dentro de la planificación de estudio, para que cada tema trabajado se mantenga activo en la memoria. Porque opositar no es una carrera de velocidad, sino un camino de constancia y método.







